sábado, 5 de mayo de 2012

La ética del hacker y el espíritu de la era de la información Autor: Pekka Himanen

La ética hacker es una nueva moral que desafía la ética protestante del trabajo, tal como la expuso hace casi un siglo Max Weber en su obra clásica La ética protrestante y el espíritu del capitalismo, y que está fundada en la laboriosidad diligente, la aceptación de la rutina, el valor del dinero y la preocupación por la cuenta de resultados. Frente a la moral presentada por Weber, la ética del trabajo para el hacker se funda en el valor de la creatividad, y consiste en combinar la pasión con la libertad. El dinero deja de ser un valor en sí mismo y el beneficio se cifra en metas como el valor social y el libre acceso, la transparencia y la franqueza.

Un proceso de aprendizaje multicultural, horizontal y descentrado

que buen objetivo! difícil, complejo pero integrador! Enseñar desde las diferencias para multiplicar las perspectivas y crecer con esas nuevas visiones. TODO UNA VISIÓN!! ¿cómo hacerlo? vamos pensando...

martes, 1 de mayo de 2012

BAJAR MÚSICA

el NEGOCIO de algunos pocos, versus el placer de compartir de muchos. La usabilidad es, según la Wikipedia: La facilidad con que las personas pueden utilizar una herramienta particular o cualquier otro objeto fabricado por humanos con el fin de alcanzar un objetivo concreto y al estudio de los principios que hay tras la eficacia percibida de un objeto Yo de ninguna forma me considero un experto en el tema, ni vivo de dar consultoría de usabilidad, ni siquiera tengo un blog o una publicación relacionada, (para eso recomiendo Alzado.org de Eduardo Manchón, uno de los creadores de Panoramio o al amado/odiado Jakob Nielsen), pero durante la interminable cantidad de tiempo que he estado relacionado con la tecnología y que me he dedicado a hacer sitios webs, creo tener cierta noción. De cualquier forma, gran parte de la usabilidad es tener muchísimo sentido común, ¿no? …y creo que tengo un poco de eso, al menos cuando se trata de interactuar con la tecnología. El hecho es que durante una buena cantidad de tiempo, especialmente a finales de la década de los noventas pensaba constantemente en la poca usabilidad que tiene la industria musical, en general; es como si los responsables del diseño de dispositivos y/o medios físicos para distribuir música tuvieran muy poco respeto por los consumidores. Mis primeros pensamientos al respecto vinieron cuando descubrí el MP3 en 1996, recuerdo recibir el primero por una “transferencia directa” en un canal de IRC, era una canción de Catherine Wheel. Apenas recibí el archivo y le di play (con un reproductor muy feo hecho por Fraunhofer los inventores del formato, no solo escuchaba el audio a una calidad semi-aceptable (los codecs eran bastante primitivos) pero también estaba viendo la información de la canción, cosas básicas: artista y grupo. Meses más tarde mi colección de MP3 aumentaba, no porque descargaba canciones (en 1996 era muy complicado conseguir música de internet) sino porque rippeaba o convertía música de mis propios CDs a este formato, es que era más simple, empecé a notar lo molesto y tedioso que puede ser escuchar canciones de diferentes grupos de forma seguida, tenía que ir, poner un CD en mi equipo de sonido, darle Play y presionar un botón tantas veces como el número de la canción que quiero escuchar. Pero para mi la poca usabilidad se manifestaba, sobre todo, con esto: Un valor (generalmente entre 01 y 14) que representa el número de la canción que estamos escuchando y un contador de segundos y minutos. Eso es todo. Entonces (ojo, eso era 1996) pensaba: aquí tengo un medio no físico que me deja escuchar música en un click y que me muestra exactamente lo que escucho , de qué disco, el nombre de la canción, y por otro lado tengo un disco que muestra …¡¡números!!… El hecho es que esa diferencia en usabilidad buena/mala se ha ido incrementando al pasar del tiempo. En 2010, 14 años más tarde podemos construir listas de reproducción interminables basadas en casi cualquier cosa, podemos tener grandes librerías músicales que caben en un pequeño disco duro, podemos filtrar la música por el año en que salió, podemos inclusive usar servicios tipo Spotify que nos permite escuchar un catálogo inmenso de música, cuando queramos, donde queramos, sin tener los archivos de música físicos en nuestro reproductor …y por otro lado tenemos CDs… con sus numeritos poco descriptivos, con sus 14 canciones. Es que su usabilidad es nula. Literalmente tenemos que: Abrir una caja Sacar el disco meter el disco al equipo de música Darle al botón de play En algunos casos adelantar canciones hasta la que queremos escuchar Son 4 pasos, a veces 5, sólo para escuchar una canción. ¡¡Y la industria musical considera que aún deberíamos estar comprandolos!! Si las discográficas estuvieran encargadas de la industria automotriz, estoy seguro que estos días estarían vendiendo aún coches que se encienden usando una manivela. Con razón la gente descarga música. No es porque no quieren pagar (iTunes Store es la prueba de ello), es porque es extremadamente más fácil y cómodo escuchar música si te saltas las reglas impuestas por las discográficas. Lo que me parece aún más fuerte es que en catorce años, realmente no lograron entenderlo. Foto: Fanch The System